Koan :Castor y salmón

El castor en algunas culturas es símbolo de familia, trabajo, diversión y el salmón :conocimiento y sabiduría.
El trabajo incesante que hace el castor por sostener su lugar (para su futuro hogar) y completarlo cuanto antes, se ve amenazado por el salmón, que en su camino hacia el origen debe atravesar ese muro. El castor ante la amenaza, lo apalea sin sentido sin tener claro por qué se topa el muro, su desconocimiento lo lleva a una lucha desorientada.Su trabajo debe ser rápido, porque perdió tiempo divirtiéndose y tanto la presión del río como el supuesto ataque del salmón, lo lleva a reaccionar con agresión. No desea que el salmón se acerque.
Teme conocer...y saber del más allá.

Es notable como muchas veces somos reflejos de los mismos animales: castores tercos en la construcción sistemática de un futuro lugar seguro o Salmones seguros de volver a la fuente de origen no importándonos el riesgo a salir heridos.
Las energías del cosmos maravilla a veces con su Satori.

La Dualidad del ser binario

Al encarnar traemos las dos mitades a desarrollar.Pero como unidad. Si tu espíritu es claro, sabrá buscar o encontrar las piezas faltantes de tu rompecabezas. Si no es así, tu mente buscará respuestas, pero no olvides que la razón solo intenta interpretar a tu espíritu en la materia. Mucha gente se junta justificando su amor, tan solo por suponer o por inercia o por no reconocer el miedo a estar solo/a. Cuando el espíritu reconoce el amor, todo lo hecho por inercia se termina, como consecuencia de la mentira al espíritu. Y como resultado los divorcios terminan dañando. Como seres educados podemos convivir con cualquiera, pero vibrar con otra Alma requiere aprender a saber quién es uno , primero. Si no podemos expresar amor en todas sus formas somos carentes de ese mismo amor. La mente tratará de sostenerte pero la presión de lo binario terminará por socavar tu espíritu. Cuerpo y mente deben ser subordinados al espíritu si buscas desarrollarte en plenitud. Si mucho mides tus actos o tus palabras,que decir o no decir, entonces tu mente somete al espíritu, a  expresarse.
Si cultivas la bonhomía de tu espíritu, sentirás por qué, cómo y cuándo suceden las cosas.

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